Sucedió en la localidad australiana de Burleigh Heads, si bien Tovey era de procedencia inglesa.
Armó un robot para quitarse la vida. Francis Tovey, un inglés de 81 años que vivía en la localidad australiana de Burleigh Heads, se quitó la vida el pasado martes pegándose un tiro asistido por un ''robot suicida'' que él mismo montó con instrucciones que encontró en internet, según informa el diario The Times. Al parecer, Tovey, que vivía solo en su casa, valorada en 450.000 libras esterlinas (585.000 euros), se tomó muy a mal que sus propios familiares le sugirieran que debía dejar su hogar e irse a vivir a una residencia para personas mayores.
Armó un robot para quitarse la vida. Francis Tovey, un inglés de 81 años que vivía en la localidad australiana de Burleigh Heads, se quitó la vida el pasado martes pegándose un tiro asistido por un ''robot suicida'' que él mismo montó con instrucciones que encontró en internet, según informa el diario The Times. Al parecer, Tovey, que vivía solo en su casa, valorada en 450.000 libras esterlinas (585.000 euros), se tomó muy a mal que sus propios familiares le sugirieran que debía dejar su hogar e irse a vivir a una residencia para personas mayores.
En internet encontró lo que buscaba. Las notas dejadas por el anciano prueban, según las informaciones de la prensa local recogidas por The Times, que Tovey buscó en internet planes para construir una compleja máquina que le ayudase a poner fin a su vida. El mortífero artilugio contaba con una sierra eléctrica conectada a una pistola semiautomática cargada con cuatro balas, y podía disparar varias veces activada por control remoto.
Tovey se quitó la vida en la entrada de coches a su casa, a fin de que los operarios que trabajaban en una vivienda vecina encontrasen su cuerpo. Su plan funcionó hasta el final, ya que un carpintero, Daniel Skewes, escuchó los disparos, acudió corriendo y halló al anciano muerto con heridas de bala en la cabeza.
Tovey se quitó la vida en la entrada de coches a su casa, a fin de que los operarios que trabajaban en una vivienda vecina encontrasen su cuerpo. Su plan funcionó hasta el final, ya que un carpintero, Daniel Skewes, escuchó los disparos, acudió corriendo y halló al anciano muerto con heridas de bala en la cabeza.
Un vecino comentó que el anciano había vivido en la misma casa desde 1984. "Era un hombre maravilloso, el vecino ideal y le echaré mucho de menos. Había nacido en Inglaterra, como yo, y solíamos tomar el té juntos", explicó.
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