La felicidad se saborea más cuando se hace esperar y llega a pequeños sorbos, cualquier cosita, por sencilla que sea, se hace la más grande,la más bonita, ese segundo de paz se vive como el único.
Pero de repente, se va sin dejar ni rastro y no sabes si volverá, te deja un sabor amargo y un leve consuelo. Por lo menos, ha dejado un apoyo, algo demasiado importante para marcharse.
Tan sólo me calma el saber que me abrazarás, que conmigo estarás, que podré pasear sin presiones, aunque sea por dos días.
Hoy sólo me tranquiliza pedir el abrazo del cariño más sincero, de la gente que siempre está ahí y me arropa con su calidez.
2 comentarios:
Hermoso texto. Pero luego de la tormenta vuelve la calma, y después nuevamente la tormenta, y así sucesivamente, porque así es la vida.
Me gustó mucho.
Por cierto, muchas gracias por tu comentario, sos muy cordial y generosa.
BESOS
Por alguna razón, se a que te refieres, y se cual es ese sentimiento...
La espera se hace eterna, el momento corto, y la despedida dolorosa, ... pero mas vale haber sentido esos instantes, que desprenderse de ellos por no soportar el tiempo lejos.
un beso anika.
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