Y qué más da ya mi sinceridad,
si te digo lo que siento,
si intento entenderte,
qué te importa si tras decir una lúcida palabra te lo cargas todo de un plumazo.
Larga espera y maldito tiempo perdido en acciones sin respuesta, en pensamientos en tí evocados, palabras sin escucha, sentimientos incomprendidos, maldito esfuerzo en tí invertido quitando tu coraza de metal.
Me dices que confíe, que te acepte así, y haciéndolo obtengo la misma recompensa que aquel que te quitó la mirada cuando lo necesitabas. Dime entonces de qué vale luchar así por tí.
3 comentarios:
Hay quien puede merecer que uno no tire nunca la toalla...
Y hay quien no se merece tanta preocupacion.
Si de verdad crees en ello, sera por que lo merece, lucha hasta conseguirlo :)
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