y es que cada vez nos encontramos más solos aunque estemos rodeados de gente.
Necesitamos la compañía de la televisión o la radio, últimamente el ordenador, necesitamos cientos de redes sociales para sentir que tenemos algo.
Y la necesidad del desahogo se hace cada vez más grande, sin embargo...¿quién está al otro lado para escuchar? ¿Familia? ¿Amigos?
Hoy en día tal vez ni eso.
Al que le vaya bien, bravo por él y al que algo le falla, allá él.
Los ancianos a las residencias, porque cuidarlos ya no es un placer, sino un estorbo, los perturbados al psiquiátrico y los que tienen problemas más vale no tenerlos al lado o callarles la voz cuando quieren ser escuchados cambiando de tema, con un simple corte o tal vez con la ignorancia.
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