Y qué fácil era todo cuando no teníamos que preocuparnos por nada,
éramos felices tan sólo con recogernos más tarde de la cuenta una noche de fiesta, conocer a alguien de manera inesperada,
y marchábamos a casa con una sonrisa de oreja a oreja porque nos habían robado un beso en la puerta.
La tierna inocencia no tenía fin, los desengaños eran cosas de niños, pues mañana conoceríamos a alguien mejor. No existían las ataduras, apenas responsabilidades, el lema era ser libres.
Pero la madurez y la edad van haciendo eco en nuestra piel, haciéndonos evolucionar dibujando las metas que conformarán nuestra vida. Ya las ganas de perder el tiempo son pocas, y necesitamos algo más que un beso robado para sonreir y alimentándonos de las experiencias vamos definiendo lo que buscamos, a veces, tomando decisiones que lamentamos.
Ya no me basta con una noche loca, con aquel licor para olvidar, hoy quiero más. Y qué bonito es buscar lo que ansiamos, equivocarnos, caernos y levantarnos, probar un nuevo sabor....sentir...
3 comentarios:
cuanta razon!!!
que bonico fea mia!!cuanta verdad hay en esas palabras.tqm
muy sabias palabras cucuruxa, opino como tú
besito
Publicar un comentario